Una gigantesca multitud se congregó este miércoles en el centro de Teherán para la procesión funeraria del presidente iraní Ebrahim Raisi, fallecido el domingo en un accidente de helicóptero.
El guía supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, encabezó la plegaria durante la ceremonia para despedir a Raisi y a los otros siete fallecidos en el accidente en el que también murió el ministro de Relaciones Exteriores, Hossein Amir Abdollahian.
Jamenei, que es la autoridad de más alto rango en Irán, se prosternó ante los ataúdes de los fallecidos cubiertos con la bandera verde, blanca y roja, símbolo de la República Islámica.
El ayatolá encabezó la ceremonia en la Universidad de Teherán escoltado por los principales jerarcas del clero chiita, los miembros del gobierno, incluyendo a Mohammad Mokhber, designado como presidente interino hasta la celebración de elecciones el 28 de junio.
También estuvieron presentes los altos mandos del ejército y de los Guardianes de la Revolución, y el jefe del brazo político del movimiento islamista palestino Hamás, Ismail Haniyeh, y el número dos del Hezbolá libanés, Naim Qassem.
«Estamos convencidos de que la República Islámica de Irán seguirá apoyando al pueblo palestino», declaró Haniyeh, que habló brevemente, en medio de gritos de la multitud que pidió: «Muerte a Israel».
Estos movimientos, miembros del llamado eje de resistencia contra Israel, son apoyados por Irán en el contexto de la guerra en Gaza entre Israel y Hamás.
Decenas de miles de personas se congregaron en las principales avenidas de Teherán, donde este miércoles fue decretado feriado y los residente recibieron mensajes en sus teléfonos para instarlos a acudir al funeral.
Muchos levantaron enormes pancartas honraban al difunto presidente y agitaron banderas iraníes, constataron periodistas de la AFP.
El accidente se produjo el domingo en una zona montañosa en el noroeste de Irán cuando la comitiva iba camino a la ciudad de Tabriz tras inaugurar una presa en la frontera con Azerbaiyán.
La operación de rescate, dificultada por la lluvia y la niebla, implicó a decenas de equipos y contó con la ayuda de Turquía, Rusia y la Unión Europea.
El lunes por la mañana, la televisión estatal anunció el deceso del presidente de 63 años, elegido en 2021 y considerado como uno de los favoritos para suceder a Jamenei, de 85 años.
ENTIERRO EL JUEVES EN SU CIUDAD NATAL
Tras el deceso, Jamenei declaró cinco días de luto nacional y las exequias para el presidente y su entorno empezaron el martes con decenas de miles de asistentes al traslado de los féretros desde Tabriz a la ciudad santa chiita de Qom.
Desde Teherán, los restos de Raisi y su comitiva serán trasladados a la provincia de Jorasán del Sur y de allí a Mashhad, la ciudad natal de Raisi, donde será enterrado el jueves.
Los funerales masivos se enmarcan en una tradición muy arraigada desde la fundación de la República Islámica en Irán y tienen un cariz político. En 2020 una inmensa multitud despidió al general Qassem Soleimani, un importante mando de los Guardianes de la Revolución muerto en un ataque estadounidense.
Tras la muerte de Abdollahian, el cargo de ministro de Relaciones Exteriores lo ocupará Ali Bagheri, hasta ahora adjunto del canciller y principal negociador del programa nuclear iraní.
El jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas de Irán ordenó una investigación sobre la causa del accidente.
El ultraconservador Raisi sucedió en 2021 al moderado Hassan Rouhani en un momento complicado para la economía del país, diezmada por las sanciones impuestas por Washington contra el programa nuclear iraní.
Durante su mandato enfrentó una ola de protestas en 2022 tras la muerte tras el deceso en custodia policial de la joven Mahsa Amini, una crisis económica agravada por las sanciones estadounidenses y un aumento de las tensiones con su enemigo jurado, Israel, por la guerra en Gaza.
Aliados de Irán como Rusia, China y Venezuela expresaron sus condolencias, al igual que potencias regionales y movimientos afines a Teherán.