Internacionales
Ucrania declara el estado de emergencia en todo el territorio, salvo en Lugansk y Donetsk
El Parlamento de Ucrania ha anunciado la aprobación de un anteproyecto de ley que permite a los ucranianos portar armas de fuego. Mientras, la UE hace pública la entrada en vigor del primer paquete de sanciones contra Moscú
La puerta de la vía diplomática en la resolución del conflicto ruso-ucraniano parece cerrarse un poco más a cada segundo que pasa. Tras el reconocimiento de las repúblicas de Lugansk y Donetsk por parte del presidente ruso, Vladimir Putin, y de los miembros de la cúpula de su Gobierno, la escalada de las tensiones en el seno de la comunidad internacional se ha precipitado todavía más, de manera casi inevitable. De hecho, con el apoyo israelí a la integridad territorial de Ucrania, todos los países del mundo han manifestado ya su respaldo a uno u otro bando en la crisis de Europa del Este.
En esta situación, Ucrania sigue adelante con los preparativos para hacer frente al peor escenario posible. El Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania (CSND) ha hecho pública la declaración del estado de emergencia en el territorio ucraniano –con la salvedad de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk –, aunque esta medida aún deberá ser ratificada por la Rada Suprema (el Parlamento del país) en los próximos días. El Estado de Emergencia estará en vigor durante 30 días, aunque podría prorrogarse por otros 30 más.
La decisión del CSND surge en respuesta a lo quelas autoridades ucranianas han calificado de “agresión armada” rusa. Y es que el reconocimiento de las dos regiones separatistas prorrusas por parte del Kremlin supone un entierro total de los acuerdos de Minsk y de las principales premisas del mismo. Unas premisas que, sin embargo, han sido vulneradas por ambas partes desde casi el inicio de la vigencia del tratado.
En esta línea, el Parlamento de Kiev ha aprobado, también, un anteproyecto de ley para permitir a sus ciudadanos la tenencia de armas de fuego “en defensa propia”.
Mientras, en la carrera por el fortalecimiento de sus contingentes en la frontera, el presidente Volodimir Zelenski ha anunciado la firma de un decreto que llama a filas a todos los reservistas de entre 18 y 60 años del país, quienes se espera que se desplacen a la región del Donbás y las líneas fronterizas cercanas antes de la próxima semana. “Se ha tomado la decisión de aumentar las fuerzas conjuntas que participan en las operaciones en el este de Ucrania con unidades adicionales”, ha apuntado Oleksandr Fatsévich, el número dos de la Policía Nacional ucraniana, en una rueda de prensa.
A día de hoy, Ucrania cuenta con 250.000 militares en activo, además de unos 200.000 reservistas; y, pese al llamado a filas, Zelenski ha descartado una movilización general de las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad por el momento.
Por su parte, según las estimaciones de Michael Carpenter, embajador de Estados Unidos ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), las unidades de Moscú destinadas en la frontera ucraniana, Crimea y Bielorrusia podrían llegar a sumar entre 169.000 y 190.000 efectivos. No obstante, a pesar de la autorización unánime del Consejo de la Federación Rusa para el uso de las Fuerzas Armadas en territorio extranjero, el secretario general del Consejo del partido ‘Rusia Unida’, Andrey Turchak, ha declarado en Donetsk que “los militares rusos solo entrarán en la región ucraniana del Donbás si los líderes separatistas se lo piden”.
La comunidad internacional, por otro lado, no se ha hecho de rogar con la imposición de sanciones contra Moscú. En una comparecencia en la Casa Blanca, Joe Biden hacía público en el día de ayer uno de los primeros paquetes de medidas punitivas, que iban desde la interrupción de “las vías de financiación de la deuda soberana”, hasta la prohibición de negociar con ciudadanos norteamericanos. Reino Unido, que ha anunciado este miércoles el envío de nuevos cargamentos de armas a Ucrania, también se sumó ayer a la oleada de sanciones; del mismo modo que la Unión Europea, que ha anunciado hoy la entrada en vigor de su paquete de medidas.
Según un listado publicado por el diario español El País, los principales afectados por el paquete de sanciones de los 27 serían una buena parte de los miembros del Gobierno de Putin –entre los que destacan el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, o el jefe de Gabinete, Anton Vaino–, la cúpula del Ejército, importantes figuras del mundo empresarial y dirigentes del aparato de propaganda que ha impulsado las campañas de información en relación con la crisis ucraniana. Entre estas últimas han sobresalido la editora jefa del canal de televisión RT en inglés, Margarita Simonyan, y la directora de comunicación del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zakharova. De forma adicional, los miembros de esta lista negra, conformada por más de 20 cargos, tendrán vetada la entrada a cualquiera de los países europeos.
Además de dirigirse a importantes personalidades rusas y a la deuda soberana del país, las sanciones económicas han alcanzado también a tres de los principales bancos vinculados a Moscú: el Promsvyazbank, entidad propiedad del Estado y encargada de financiar el sector de la defensa en el país; el Banco Rossiya, especializado en los activos de los altos cargos del Kremlin, y el Veb.Rf.
Sin embargo, Kiev ha seguido reclamando nuevas y más duras sanciones contra Rusia, abogando por “golpear más” y “golpear duro” para “parar a Putin”, tal como ha expresado el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba. “Para detener una mayor agresión por parte de Putin, pedimos a los socios que impongan ya más sanciones”, instaba el funcionario, en una petición que diversos analistas internacionales han puesto en duda. Los expertos han explicado que, en caso de imponer ahora todas las sanciones posibles contra el Kremlin, la postura y capacidad de acción de los países aliados occidentales se vería comprometida frente un posible nuevo ataque ruso.
Por otra parte, y en sintonía con el resto de sus aliados y vecinos europeos, Berlín ponía fin ayer a una postura que ha sido calificada por otras potencias como vaga y ambigua. Así, el canciller alemán, Olaf Scholz, anunció la congelación de los proyectos de certificación del gaseoducto ruso-germano Nord Stream 2. Una decisión que ha despertado las preocupaciones acerca de la subida del precio de gas natural –del que Rusia era uno de los principales proveedores –.
No obstante, Robert Habeck, ministro alemán de Economía, ha garantizado que el país tiene suficiente gas para lo que queda de invierno, y se ha comprometido a compensar a los ciudadanos y las empresas germanas por el por el alza del coste del gas. «Paliaremos la subida momentánea del precio del gas y sus cargas sobre el ciudadano y las empresas”, declaró Habeck. En este sentido, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, denunció que “Rusia ha instrumentalizado la energía en los últimos meses, si no en los últimos años, para poner presión no solo sobre Ucrania sino también sobre la Unión Europea”, según recoge la agencia de noticias EFE.
“Que no haya ninguna duda: habrá una respuesta fuerte a estas sanciones, no necesariamente simétrica, pero bien calculada y dolorosa para Estados Unidos”, ha advertido el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, en respuesta a los numerosos paquetes de sanciones a los que tiene que hacer frente el Kremlin ahora. “Las sanciones no son efectivas para solucionar los problemas. Por lo que China no impondrá sanciones unilaterales a Rusia”, ha manifestado la República Popular China, uno de los principales aliados del Kremlin.
Además, la eficacia de las medidas tomadas por EEUU y las potencias europeas es incierta, y es que, desde las sanciones impuestas tras la anexión de Crimea, Moscú ha sido capaz de reestructurar su economía, haciéndola más resistente a los castigos económicos de la comunidad internacional. Así lo ha advertido el economista jefe para Rusia del Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena (WIIW) para EFE, que ha hecho referencia a la política fiscal conservadora, el fortalecimiento de las divisas y la diversificación de la cartera comercial del Kremlin como protección frente a las sanciones.
El acorralamiento internacional –fundamentalmente occidental – ha llevado a Moscú a comenzar la evacuación de su personal diplomático en Ucrania, tal como ha informado la agencia rusa TASS. “La evacuación del personal ya ha comenzado”, informaban fuentes de la embajada rusa en Kiev. De hecho, según unos vídeos publicados en redes sociales –y en una teoría que aún está por confirmar –, los trabajadores rusos del consulado de Odessa y la embajada de Kiev podrían estar deshaciéndose y quemando documentos diplomáticos del Kremlin.