La Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer su más reciente informe sobre la tuberculosis donde revela que la tuberculosis multirresistente (TB-MDR) sigue siendo una crisis de salud pública.
Detalla que si bien se estima que en 2022 unas 410 000 contrajeron tuberculosis multirresistente o resistente a la rifampicina (TB-MDR/RR), solo dos personas de cada cinco tuvieron acceso a tratamiento.
Con datos procedentes de 192 países y zonas, el informe muestra que en 2022 se diagnosticó tuberculosis a 7,5 millones de personas, la cifra más alta registrada desde que la OMS iniciará el seguimiento mundial de la tuberculosis en 1995.
A escala mundial, se estima que en 2022 10,6 millones de personas enfermaron de tuberculosis, un aumento con respecto a los 10,3 millones de 2021. Desde un punto de vista geográfico, en 2022 la mayoría de las personas que enfermaron de tuberculosis vivían en las Regiones de la OMS de Asia Sudoriental (46%), África (23%) y el Pacífico Occidental (18%), con porcentajes menores en el Mediterráneo Oriental (8,1%), las Américas (3,1%) y Europa (2,2%).
El número total de muertes vinculadas a la tuberculosis (entre las que se incluyen las de personas con VIH) ascendió a 1,3 millones en 2022, lo que supone un descenso con respecto a los 1,4 millones de 2021. Sin embargo, durante el periodo 2020-2022, las perturbaciones debidas a la COVID-19 provocaron medio millón más de muertes por tuberculosis. Esta enfermedad sigue siendo la causa principal de muerte entre las personas con VIH.
La OMS señala que gracias a las iniciativas mundiales para combatir la tuberculosis ha sido posible salvar más de 75 millones de vidas desde el año 2000. Sin embargo, es necesario intensificar las iniciativas, habida cuenta de que la tuberculosis siguió siendo la segunda causa principal de muerte por enfermedad infecciosa en 2022.
Pese a la importante recuperación de 2022, los progresos han sido insuficientes para cumplir las metas mundiales contra la tuberculosis fijadas en 2018, a lo que han contribuido de forma destacada las perturbaciones debidas a la pandemia y los conflictos en curso.
En el informe se hace hincapié en que para poner fin a la epidemia mundial de tuberculosis los compromisos asumidos en la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la tuberculosis deben traducirse en acciones concretas, a fin de cambiar las vidas y los medios de subsistencia en las comunidades.