El primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico. REUTERS/Nadja Wohlleben/Foto de archivo
El primer ministro populista Robert Fico, trasladado a un hospital después de recibir varios disparos este miércoles, es la figura política más influyente en Eslovaquia en las últimas dos décadas, en las que ha sido jefe de Gobierno más de diez años en tres ocasiones distintas.
El líder de la formación de izquierdas Smer, suspendida por los Socialistas Europeos por formar una coalición con la ultraderecha, regresó al poder el pasado octubre con un discurso nacionalista, prorruso y contra la inmigración que se asemeja al del líder húngaro Viktor Orbán, un político al que admira.
Sus posiciones socialdemócratas iniciales han cambiado mucho desde que se vio obligado a dimitir en 2018 tras el asesinato del periodista Jan Kuciak, que investigaba vínculos del crimen organizado con el poder político.
Durante la pandemia, ya en la oposición, atacó las restricciones impuestas por el Gobierno, puso en duda el efecto de las vacunas y ha girado cada vez más hacia posturas ultranacionalistas, antiimigrantes y contra la UE.
Fico, de 59 años, que gobierna desde el pasado octubre y estuvo en otras dos ocasiones en el poder, entre 2006 y 2010 así como entre 2012 y 2018, es una figura muy controvertida en Eslovaquia.
Desde su vuelta al poder sus polémicas reformas, como la clausura de la Fiscalía Anticorrupción, que investigaba casos vinculados con su partido, y su intención de cerrar la actual radio televisión pública, han generado protestas multitudinarias.
El Parlamento tramita también una ley sobre ONG -para que revelen si reciben financiación extranjera- que la oposición compara con normas similares existentes en Rusia y Hungría.
Las controvertidas medidas de Fico son vistas por la oposición como un intento de consolidar su poder, limitar la independencia judicial y restringir la libertad de prensa.
El primer ministro de Eslovaquia Robert Fico en Handlova, Eslovaquia, el 15 de mayo de 2024. (Radovan Stoklasa/TASR via AP)
Su estilo agresivo ha causado en los últimos años, según los analistas, un declive en la confianza pública en las instituciones y ha exacerbado la polarización dentro de la sociedad.
La presidenta saliente, Zuzana Caputova, a la que Fico ha insultado y definido repetidamente como “agente estadounidense”, dijo que no se presentó a la reelección -pese a su gran popularidad- porque no soportaba otros cinco años en el cargo debido a las amenazas de muerte que ha recibido ella y su familia.
El veterano político supo explotar en la oposición el descontento generado entre las clases más desfavorecidas y en el ambiente rural por la inflación, la caída del poder adquisitivo y la gestión errática de la pandemia de la anterior coalición de centro derecha.
Fico se opone a las cuotas de reparto solidario de refugiados en la Unión Europea que propone Bruselas, ha dejado de prestar ayuda militar a Kiev y ha criticado las sanciones contra Rusia tras invadir Ucrania.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban. REUTERS/Bernadett Szabo
Sus posturas y su retórica hacen que “parezca una copia de Viktor Orbán”, dijo en declaraciones a EFE el analista Roman Joch, presidente del Civic Institute en Praga, en referencia al primer ministro ultranacionalista de Hungría.
Fico comenzó su andadura política en el Partido Comunista Checoslovaco (KSC) a partir de 1986 y la prosiguió en la Izquierda Democrática (SDL) de los comunistas reformados.
Fundó el partido Smer (Dirección, en eslovaco) en 1999 y esta fuerza se convirtió en la principal alternativa al programa reformista, de corte liberal, de las coaliciones de centroderecha que gobernaron el país entre 1998 y 2006, y luego entre 2010 y 2012.
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(con información de EFE)