El dolor agudo en la rodilla, le impidió Papa Francisco, de 85 años, postrarse en el suelo de la basílica de San Pedro del Vaticano ante la tumba del apóstol como solía hacer en años pasados.
En cambio, se observó cómo el Papa permaneció en silencio y cabizbajo delante del altar, para orar durante unos minutos por la Pasión del Señor durante este viernes Santo en que la Iglesia recuerda el drama de la muerte de Cristo en la Cruz.
Los problemas de la «gonalgia aguda», un fuerte dolor debido al deterioro del cartílago y a la artrosis, ya le obligaron el pasado domingo a suspender su participación en la procesión por la plaza De San Pedro con ocasión del Domingo de Ramos.
Después de orar en la basílica de San Pedro, el pontífice encabezó el viacrusis de Viernes Santo, rito que llevaba dos años sin celebrarse por la pandemia del COVID-19.
Unos 10,000 fieles lo acogieron en el Coliseo de Roma.
En 2020 y 2021 el viacrucis fue celebrado en una plaza de San Pedro desierta a causa de las restricciones por el coronavirus.
Este año Francisco volvió al famoso anfiteatro -, símbolo de la persecución de los primeros cristianos, para presidir el viacrucis, un rito que se remonta al siglo XVIII pero que, tras caer en desuso, fue retomado en 1959 por el papa Juan XXIII.
A los pies del monumento, miles de fieles con velas -10,000 según la Santa Sede, que cita como fuente a la Jefatura de Policía romana- asistieron al recorrido de la Cruz, conmemorando el martirio y muerte de Jesús.
Francisco, como es tradición, asistió a la ceremonia en silencio en un promontorio de la colina del Palatino, donde se levanta la basílica del emperador Majencio, en los Foros Imperiales.
El viacrucis se desarrollará hasta casi la medianoche de hoy, mientras diversos grupos de familias se pasan la cruz hasta llegar al papa, que al final está previsto que pronuncie una oración.