Justicia
Preso por caso de La Guáyiga usa identidad de un niño que falleció en 2004
José Alfredo Ventura Tupete había fingido su muerte para evadir la justicia por un un homicidio en San Cristóbal
José Alfredo Ventura Tupete, alias El Mocho o El Inválido, quien guarda medida de coerción por el asesinato de la pareja en La Guáyiga, en calidad de “cómplice”, utiliza la identidad de un niño que falleció de un año de edad en 2004, en Santiago.
La información fue confirmada a Diario Libre por una fuente de entero crédito, quien indicó que el nombre de pila de El Mocho es Yorgi Antonio Díaz Barreras. Este nombre se dio a conocer en el expediente acusatorio del Ministerio Público en torno al actual caso que se le imputa, tras las declaraciones del mismo imputado.
Tras las investigaciones a fondo sobre ambas identidades, las autoridades se percataron de que el nombre José Alfredo Ventura Tupete le pertenecía a un niño que había fallecido en circunstancias no identificadas.
En el año 2004, Yorgi supuestamente participó en robo agravado a una estación de combustible en la provincia de San Cristóbal, donde resultó una persona muerta.
Para evadir la justicia, supuestamente fingió su muerte y buscó ayuda en una institución de Santiago, donde le facilitaron la identidad del infante. Según la fuente, Yorgi debía cumplir una condena de 30 años por lo ocurrido en San Cristóbal.
La fuente manifestó que en la Junta Central Electoral figuran ambas identidades, por lo que trabajarán en conjunto con el Ministerio Público para las investigaciones.
Sobre el caso de la pareja
La pareja de esposos Luis Miguel Jáquez Rodríguez y Elizabeth Almarante Pacheco, fue reportada desaparecida el pasado 24 de enero de este año, y sus cadáveres fueron hallados en un pozo séptico en el municipio Los Alcarrizos el 06 de febrero.
A través de José Alfredo Ventura Tupete, dueño del hotel donde se hospedaron los presuntos matadores, es que el organismo de persecución amplía su lista de investigados, ya que por el rastreo del vehículo rentado solo pudo establecer los lugares donde se movilizó el grupo y el nombre de quienes lo rentaron: Dylan Alberto Ortiz y Leonardo Alejandro Méndez Mojica.
De acuerdo al análisis del trayecto de la yipeta marca Hyundai Tucson, el grupo hizo parada en el aparta hotel Cayao en el municipio Boca Chica de la provincia Santo Domingo, por lo que las autoridades procedieron a interrogar a Ventura Tupete y a allanar el establecimiento.
En dicho interrogatorio, Ventura Tupete dijo que el grupo solía reunirse en ese aparta hotel, incluso con el occiso Luis Miguel Jáquez Rodríguez. Dijo que los conocía porque éstos estaban interesados en comprarle el local para establecer allí su centro de operaciones de un “negocio” no especificado y que lo habían convidado a pertenecer.
Reveló que el martes 24 de enero en la mañana, luego de que Jáquez Rodríguez fuera asesinado en la habitación No. 02 y sacado del vehículo a medianoche, encontró el coimputado Eddy Rafael Álvarez Ramírez, alias Moreno, limpiando y pintando la habitación ensangrentada.
Dijo que le cuestionó a Álvarez Ramírez qué había pasado en esa habitación y que éste le confesó que, supuestamente, Leonardo Alejandro Méndez Mojica, alias Naldo, había dado la orden a su hermano y coimputado José Miguel Álvarez Ramírez, alias Bebé, de matar a Jáquez Rodríguez.
El fiscal Rodolfo Reyes Santana le preguntó al comerciante por qué no denunció el crimen y este le contestó: “porque estaba bajo amenaza de Leonardo Alejandro Méndez Mojica, alias Naldo”.
Incluso dijo que, supuestamente, el prófugo Méndez Mojica lo llamó a la semana siguiente del horrendo crimen y “me dijo que ya no íbamos a vernos más la cara y que ya quien estaba encargado era José Miguel Álvarez Ramírez y ellos me dejaron a Eddy Rafael para que me vigilara”.
Eddy Rafael estaba hospedado en la habitación No. 1 del referido establecimiento desde el 2 de enero y la habitación No. 2, donde ocurrió el crimen, fue alquilada por Méndez Mojica, indicó Tupete.
Para Ventura Tupete, Ortiz y Méndez Mojica son los cabecillas de la red, porque eran quienes supuestamente lo convidaron a ser parte de la estructura y eran quienes aportaban la logística para los gastos, «pero mi interés era venderle la propiedad”.
Según la confesión de Ventura Tupete, él no participó en el ocultamiento de evidencias como lo acusó el Ministerio Público en el primer expediente, pero sí encubrió el asesinato.
Luego de ser interrogado el dueño del hotel quedó bajo arresto y actualmente cumple 12 meses de prisión como medida de coerción, mientras el Ministerio Público investiga su versión.