Muere la señora Ceferina Pascuala, de 70 años, quien fue impactada por cuatro tiros el sábado pasado a manos de su yerno, el sargento mayor de la Policía Nacional Anthony Eudy Reyes Cáceres en el sector Alma Rosa II. El oficial también mató a su esposa y posteriormente procedió a quitarse la vida.
Los restos serán expuestos en la Funeraria Municipal de Villa Carmen de la avenida Charles de Gaulle, Santo Domingo Este.
Ceferina Pascuala, madre de la joven ultimada, llevaba una semana en estado crítico en la unidad de cuidado intensivo del Hospital Doctor Darío Contreras.
El domingo pasado fueron sepultados los restos de Elizabeth Lantigua Aquino, de 36 años, en el cementerio Cristo Salvador ubicado en Santo Domingo Este.
La pareja dejó cuatro hijos en la orfandad.
El padre de Elizabeth, José Lantigua, aseguró que Anthony era muy celoso y que discutía constantemente con su hija.
Manifestó a Diario Libre que la pareja se unió siendo muy jóvenes y habían procreado cuatro hijos, con edades de 14, 13, 11 y 8 años, el mayor de los cuales presenció el suceso.
Las constantes peleas y discusiones de los esposos son corroboradas por vecinos de ambos quienes dicen que algunas veces tuvieron que intervenir para calmar la situación en la vivienda ubicada en la calle 19 de Alma Rosa, pero esa noche, por haber disparos, no acudieron.
Los hechos
Yudelka Lantigua, sobrina de Elizabeth, cuenta que la noche del viernes pasado la víctima había ido a casa de sus padres, quienes residen a varias cuadras, a cenar con ellos, y Eudy comenzó a llamarla insistentemente, al parecer pensando que estaba en otro lugar.
Relata que ella también se encontraba en la vivienda y decidió acompañarla hasta su casa junto a Ceferina, donde llegaron pasadas las 11:00 de la noche, encontrando al alistado policial enfurecido, quien comenzó a disparar contra ellas luego de haber discutido unos instantes.
Dice que salvó su vida de milagro porque pensó que ella o su hija, la cual cargaba en brazos, serían alcanzadas por las balas, pero logró retroceder de la entrada de un callejón por el que se accede a la residencia de las víctimas y refugiarse en otra, junto a la niña.