La economía rusa empieza a fisurarse bajo las sanciones occidentales que no paran de intensificarse desde hace semanas: la producción de coches se hundió, el riesgo de una moratoria de la deuda se agrava y la inflación amenaza con dispararse, como lo muestran los datos publicados este miércoles.
La cascada de anuncios de grupos internacionales que se retiraron de Rusia fue muy publicitada, pero aún no se había reflejado en sus graves repercusiones sobre la actividad económica real.
Varias semanas después de la creciente salva de sanciones, tras el inicio de la ofensiva rusa en Ucrania, los efectos empiezan a hacerse sentir.
El Ministerio de Finanzas ruso anunció que pagó en rublos una deuda de 650 millones de dólares tras el rechazo de un banco extranjero de efectuar el pago en dólares, lo que la expone a un riesgo de default al término de un período de gracia de 30 días, a partir del 4 de abril.