Mientras Haití se desintegra como nación, Estados Unidos y Canadá se baten en un ping pong diplomático en el que cada país busca que el otro apoye su estrategia para abordar el tema haitiano.
Mientras Estados Unidos quiere armar una “fuerza multinacional” para retomar la tranquilidad y seguridad que permitan la celebración de elecciones y encontrar la normalidad. Canadá persigue que Estados Unidos y la Unión Europea respalden las sanciones económicas que ese país ha impuesto a empresarios haitianos a los que acusa de respaldar económicamente a las bandas delictivas.
Informes de medios de los Estados Unidos aseguran que funcionarios de la administración de Biden están presionando a sus homólogos canadienses para que tomen una decisión sobre si Ottawa liderará una fuerza multinacional en Haití para ayudar a la nación caribeña, dijeron fuentes diplomáticas y estadounidenses, dice el Miami Herald.
Esperan que la visita a Canadá del presidente Joe Biden, la próxima semana, resuelva meses de debate sobre el asunto.
En octubre, Estados Unidos propuso una resolución en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con el apoyo del secretario general de la ONU y el gobierno haitiano, para el despliegue de una fuerza multinacional de acción rápida en Haití para ayudar a la policía del país a romper el dominio de las bandas armadas que se extienden por todo el país.
Por otro lado, el primer ministro Justin Trudeau, planteó el lunes que “la mejor manera de restaurar la estabilidad para Haití es primero sancionar a las élites para decirles que ya no pueden financiar a las pandillas ni a la inestabilidad política”.
Canadá ha sancionado 17 personas, incluidos varios ex políticos, por considerarlos cómplices de las bandas armadas que siembran el terror en Haití. A estas personas se les han congelado en Canadá bienes y propiedades, bloqueado productos financieros y hay en curso un embargo armamentístico.
Entre los sancionados se encuentran Charles Saint-Rémy, ex socio del expresidente Michel Martelly; el parlamentario Arnel Bélizaire; los ex ministros Berto Dorcé y Liszt Quitel; los empresarios Gilbert Bigio, Reynold Deeb y Sherif Abdallah; el presidente del Senado, Joseph Lambert, y el expresidente del Senado, Youri Latortue.
Posición dominicana
De acuerdo con el informe de rendición de cuentas del Ministerio de Relaciones Exteriores, durante la reunión para abordar la crisis humanitaria que atraviesa Haití, con Michael Grant, viceministro adjunto para las Américas, el embajador de República Dominicana en Haití, Faruk Miguel, advirtió sobre el tema haitiano que “más allá de ser un país en vías de desarrollo, es un país en vías de desintegración”, por lo que considera que “la prioridad de Haití para lograr un clima de crecimiento y desarrollo económico deberá ser la pacificación del país.
Está de acuerdo con el fortalecimiento de la policía nacional haitiana, a través del equipamiento y entrenamiento necesario para mitigar el poder de las bandas en las diferentes regiones del vecino país.
El canciller dominicano Roberto Álvarez expresó: “Lamentablemente, esa dinámica (la crisis haitiana) no ha prosperado y, en ese orden, República Dominicana considera que los esfuerzos de estabilización en Haití tienen que estar enfocados, en la pacificación inmediata y en el diálogo político como únicas vías adecuadas para enfrentar la violencia y el caos”. Posición que la República Dominicana ha expresado en diferentes escenarios internacionales y en reuniones bilaterales con países de América Latina y el Caribe.
Desplazados en Haití
Más de 1,500 personas, en su mayoría mujeres y niños, están en condiciones inhumanas en cuatro campos de desplazados situados en Poste Marchand, como consecuencia de la nueva ola de violencia que vive Haití.