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‘La deserción universitaria y escolar es muy difícil de revertir’
Andrés Barnasconi fue el orador a la Lección Conmemorativa del 40 aniversario de la Universidad Iberoamericana (UNIBE).
La deserción universitaria es muy difícil de revertir porque los que abandonan los estudios, tanto en la educación superior como en la educación escolar preuniversitaria suelen no volver.
La afirmación es de Andrés Bernasconi, experto chileno en sociología y educación superior, quien entiende que algunos de los efectos de la pandemia de COVID-19 en la educación no se podrán revertir, también dejó como aprendizaje de cómo se puede hacer un mejor el trabajo.
“En el particular caso de los estudiantes en riesgo de abandono, me parece que la pandemia puso mucho en relieve la importancia del cuidado personal del estudiante, no solamente la atención a sus procesos académicos, que está muy bien, sino también situaciones que tienen que ver con el bienestar general, salud mental, porque esas sí que quedaron de manifiesto durante la pandemia”, explicó Bernasconi.
A veces regresan pero ya de adultos porque tienen necesidad de terminar su escolaridad por razones laborales, y es más complicado porque en todo caso el estudiante que abandona son los que en todo caso tenían más riesgo de abandonar porque necesitaban trabajar, tenían personas a su cuidado, no podían pagar la mensualidad, entre otros factores.
Entonces el retorno de esos estudiantes es muy complejo. Puede que la pandemia tuvo consecuencias, algunas de las cuales no se van a poder revertir, pero es importante que aprendamos para el futuro.
En ese orden destacó que en todo el mundo se están haciendo esfuerzos muy importantes en el reforzamiento de la capacidad de las instituciones de educación superior y de respuestas a problemas de bienestar general de los estudiantes que son completamente extra currículo.
La virtualidad
Sobre la virtualidad, Bernasconi considera que la pandemia trajo un cambio de perspectiva, pues antes de 2020 las clases eran completamente presenciales o completamente virtuales y había muy había muy poca experimentación de lo mixto.
“Yo creo que lo que ha ocurrido es que los que estamos a cargo de la toma de decisiones en el sistema de educación superior estamos mucho más dispuestos a considerar la posibilidad de examinar frente a cada actividad formativa si esta debe ocurrir sincrónicamente con todos los jóvenes en el mismo espacio o puede darse de manera asincrónica, cada uno estudiando por su cuenta en su tiempo, si eso puede ser manejado por tecnología”, manifestó.
Dijo que es cada vez más frecuente que los programas de formación incluyan ciertos componentes que están resueltos a través de la tecnología y que ponen énfasis en el trabajo independiente de los estudiantes, mucho más que asistir a clases, tomar notas y dar exámenes.
Considera que los docentes no estaban preparados por las clases virtuales, salvo un grupo mínimo de interface, y lo que se hizo en medio de la pandemia fue lo mismo que se hacía en el salón de clases, solo que mirando un monitor y eso no es un buen sistema de educación a distancia, sino una solución de emergencia por la imposibilidad de juntarse las personas en un mismo espacio por la pandemia.
“Y lo que se vio es un bajo compromiso con ese espacio de aprendizaje por parte de los profesores, pero sobre todo de los estudiantes que tenían las cámaras apagadas, estaban haciendo otras cosas, chateando y se conectaban porque había un requisito de asistencia o por mantener la rutina que es importante en época de crisis”, agregó.
Virtualidad facilita engaño
Resaltó que un efecto inesperado de la pandemia fue el aumento en las notas de los estudiantes y paradójicamente los estudiantes de carreras difíciles, a los que les iba muy mal en las asignaturas de cálculo, de álgebra presenciales y abandonaban la carrera por esa razón, ahora a todos les fue bien y permanecieron porque tenían índice suficiente para seguir adelante.
Un buen sistema de educación a distancia no es el profesor hablándole a la cámara, es un sistema mucho más sofisticado que implica diseño instruccional y que cada lección, cada encuentro, cada actividad pedagógica es pensada antes de que ocurra y esto se diseña cápsulas de videos, materiales que el estudiante tiene que leer, incluso tutoriales, y entonces uno diseña esa experiencia de aprendizaje y después le pones apoyo que puede ser vía tele conferencia para responder preguntas, para que trabajen en grupo”, añadió el académico.
Bernasconi exhortó a las instituciones de educación superior a que piensen bien para cada carrera y cada ciclo de formación cuando es más conveniente que los estudiantes estén presencialmente en la universidad y cuando no y esa experiencia a distancia no puede ser simplemente que el docente se conecte con los estudiante por Zoom, pues esa no es la alternativa a la presencialidad.
Programas más cortos
Es partidario de la propuesta de organismos internacionales sobre la implementación de programas más cortos y flexibles en las universidades y entiende que se deben hacer programaciones que realmente correspondan a las necesidades formativas.
Bernasconi dijo que lo que realmente ha pasado es que por razones de orden administrativo, los programas educativos duran todos lo mismo, salvo algunos como la medicina que suele ser más larga, pero las licenciaturas típicamente duran entre cuatro y cinco años y uno se pregunta por qué una licenciatura de alguna disciplina no podría durar tres o tres años y medios o cinco, dependiendo de lo que se quiera lograr.
“Por razones que no tienen ninguna racionalidad se ha establecido un régimen hegemónico de duración completa de los estudios, las carreras todas iguales, las mismas horas de clases en todas las carreras igual, que no tiene ninguna justificación pedagógica, ni el objetivo del aprendizaje”, argumentó.
Manifestó que lo paradójico e de esta cuestión es que cuando se ha procurado reducir duraciones de carreras los que están en contra son los estudiantes o sus familias porque se quedan con la impresión de que la carrera más corta, no están obteniendo todos los aprendizajes.
Profesor, abogado, sociólogo y experto en educación superiorAndrés Bernasconi es profesor titular de la Facultad de Educación UC. Abogado y Licenciado en Derecho por la Pontificia Universidad Católica de Chile, tiene postgrados en Políticas Públicas en Harvard University y en Sociología de Organizaciones en Boston University. Su área general de investigación es la sociología de la educación superior, y más específicamente, el estudio de la universidad como organización, la gestión de las universidades, y el desarrollo de la profesión académica, todo ello en perspectiva internacional comparada.