Beniamino Zuncheddu fue condenado a cadena perpetua por matar a tres pastores en Cerdeña, un crimen que nunca cometió
El campesino italiano Beniamino Zuncheddu fue condenado a cadena perpetua por un triple asesinato que no cometió. Pasó los últimos 32 años de su vida en una de las cárceles más duras de Italia tras ser sentenciado por un tribunal sardo el 8 de enero de 1991.
Tras reabrirse el caso, el pasado noviembre de 2023 la justicia reconoció que había sido condenado injustamente tras una mala praxis policial en la investigación del crimen y que Zucheddu era inocente.
Ahora, el tribunal de apelación de Cagliari ha fallado a favor de la demanda de indemnización del condenado injustamente y el Estado deberá indemnizarle con 30.000 euros.
El campesino, de 58 años, siempre había defendido su inocencia, pero en 1991 el tribunal sardo que lo juzgó consideró probada su culpabilidad por el testimonio del único superviviente de la masacre, Luigi Pinna.
Pinna identificó a Zuncheddu en la ronda de reconocimiento de sospechosos y realizó una descripción del asesino que coincidía con la suya.
Según su declaración Zuncheddu habría sido el responsable del asesinato de tres pastores en un paraje conocido como Cuili is Coccus, en las montañas de la localidad sarda de Sinnai, en el área metropolitana de Cagliari.
Sin embargo, ante el tribunal de apelación reconoció que «antes de realizar el reconocimiento de los sospechosos, el agente de policía que dirigía la investigación me mostró la foto de Beniamino Zuncheddu y me dijo que el culpable de la masacre era él».
Además, Pinna reconoció que nunca llegó a ver el rostro de Zuncheddu en el lugar de los hechos, pues el asesino actuó con la cara tapada.
El caso, y el nuevo interrogatorio de Pinna, fue posible gracias a la revisión de las grabaciones de llamadas telefónicas, en una de las cuales Pinna reconoció a su mujer que la policía le había mostrado la foto del acusado antes de la ronda de reconocimiento.
El camino judicial de Zuncheddu para ser reconocido inocente y recuperar su libertad ha sido largo, y le ha llevado al tribunal de apelación de Cagliari y Roma.
«Es el final de una pesadilla», declaró entonces Zuncheddu tras ser declarado inocente.
El campesino pasó estos 32 años encarcelado en la prisión sarda de alta seguridad de Badu ‘e Carros, que ha estado bajo el foco de las organizaciones humanitarias por sus duras condiciones que violarían la Convención europea de derechos humanos.
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