Bogotá, Colombi. La política colombo-francesa Íngrid Betancourt, quien estuvo secuestrada seis años por la guerrilla en la selva, lanzó este martes su aspiración presidencial 20 años después de haber sido tomada como rehén.
En una conferencia de prensa, Betancourt anunció que participará en la consulta electoral de la que saldrá el candidato de una coalición de fuerzas de centro.
«Voy a trabajar desde este instante sin descanso, de sol a sol, para ser su presidente», afirmó la dirigente del partido Verde Oxígeno.
De ganar la consulta, disputará la primera vuelta presidencial el 29 de mayo.
Betancourt, de 59 años y quien tras su rescate en un operativo militar se radicó en el exterior, evocó su secuestro hace 20 años a manos de los rebeldes de las extintas FARC cuando precisamente estaba en campaña para la presidencia.
«Hoy estoy aquí para terminar lo que empecé con muchos de ustedes en el 2002. Con la convicción de que Colombia ya está lista para cambiar de rumbo», sostuvo la candidata.
Betancourt se presentó como una alternativa de centro ante la disputa entre la derecha en el poder y la izquierda que encabeza el exalcalde y exguerrillero Gustavo Petro, favorito en las encuestas.
«Por décadas hemos tenido sólo malas opciones: extrema derecha, extrema izquierda. Ahora llegó el momento de tener una opción de centro», dijo la aspirante.
Al mismo tiempo se trazó como objetivos el combate a la inseguridad y a la contaminación ambiental. «Yo creo en un mundo con visión de mujer», agregó.
Betancourt volvió a la vida pública tras apoyar el proceso de paz con los guerrilleros que la secuestraron en 2002. La política fue llevada a lo profundo de la selva y allí estuvo como rehén hasta 2008, cuando el ejército la rescató en una operación junto a otros secuestrados.
La aspirante presidencial es una de las víctimas que espera «verdad, justicia y reparación» en el marco de las investigaciones que lleva a cabo el tribunal de paz conformado tras el pacto de 2016, que terminó con un conflicto de más de medio siglo con la guerrilla marxista.
Quienes confiesen sus crímenes y reparen a los afectados por la guerra podrán eludir la prisión, de lo contrario se exponen a condenas de hasta 20 años.