Entre el grueso de recintos educativos del país, que el Ministerio de Educación cifra en 7,590 a nivel público, dos centros han asumido la tarea de guiar a sus estudiantes hacia un estilo de alimentación saludable.
Uno está ubicado en Buenos Aires de Herrera, Santo Domingo Oeste, y el otro en la localidad Pueblo Nuevo, en Monte Plata. En ambos, el personal administrativo hace los esfuerzos para asegurar la cocción en el plantel de los alimentos a servir durante el almuerzo y con ello, garantizar una comida libre de condimentos artificiales.
Uno es el Colegio La Hora de Dios en Herrera, un centro público-privado que sirve de ejemplo de cómo manipular los alimentos para garantizar su inocuidad.
“Somos una muestra de que podemos cocinar una comida rica y sabrosa utilizando solo productos naturales, no hay ningún producto artificial que se agregue a nuestra comida”, dice la directora del centro, Josefina Henríquez.
También resalta que, desde el año 2014, que iniciaron con la jornada extendida y comenzaron cocinando y sirviendo alimentos, nunca han tenido un solo episodio de que un estudiante se enferme por lo que ingirió en el colegio.
Ellos preparan en su interior la comida que sirven a 1,400 personas, entre estudiantes y personal docente y administrativo. Su matrícula la componen niños y niñas desde los seis meses, pues también ofrecen servicio de cuido a los más pequeñitos.
Su amplia cocina se distribuye en áreas de recepción de los productos, desde donde pasan a la de lavado. De ahí son almacenados en escaparates, desde donde son distribuidos al área de cocción y vueltos a lavar para garantizar la inocuidad.
Manuel Lugo, técnico escolar en nutrición del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (Inabie), tiene a su cargo la supervisión del centro. Explica el régimen de higiene para el manejo de los alimentos incluye hasta el tipo de vestimenta que deben llevar los trabajadores, así como un baño previo para garantizar la inocuidad en el proceso.
Monte Plata
El otro centro es el Liceo Mata Limón, en Monte Plata. Sus instalaciones son más modestas que el colegio en Herrera, pero allí, desde el 2014 cuentan con un huerto escolar, donde cultivan algunos alimentos de su consumo y les sirve como herramienta pedagógica en la formación de los estudiantes.
También disponen de un centro de tratamiento para filtrar y purificar el agua de consumo, la que proviene de su propio sistema de recolección de agua de lluvia en el plantel.
La escuela es parte de un plan piloto del proyecto “Entorno escolar saludable a través de estrategias innovadoras para el Fortalecimiento del Programa de Alimentación Escolar (PAE)”, que ejecutan el Inabie junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La iniciativa se implementa en 36 escuelas a nivel nacional a las que se procura intervenir de forma integral para garantizarle a los estudiantes la ingesta de productos saludables y que sean sostenibles.
Se trata de proporcionar, primero, intercambio de conocimientos entre actores y países, de ahí que ambas entidades realizaron un recorrido para una misión de Caricom y de la Cooperación de Brasil, para mostrar los avances en una iniciativa que viene desarrollándose desde el año 2017 en el país.
“El proyecto procura reducir la malnutrición en los niños escolares, enfocados en que se cocine en los centros educativos, sea con el proveedor, cocinando en el centro, o que lo haga el centro de forma directa”, dice Mariela Ortega, coordinadora general del proyecto.