«Estamos juntos al pueblo devoto y valiente de Ucrania, que porta una pesada cruz, y sufrimos con ellos», escribió Bartolomé en su carta a los fieles, publicada en la web del Patriarcado, cuya sede se halla en Estambul, la antigua Constantinopla.
«El mensaje radiante de la resurrección resuena hoy junto al sonido horrible de las armas, los gritos desgarradores de las víctimas inocentes de agresión militar y el sufrimiento de los refugiados, entre los que hay numerosos niños inocentes», escribió el eclesiástico.
«Hemos visto con nuestros propios ojos todos estos problemas durante nuestra reciente visita a Polonia, adonde ha huido la vasta mayoría de los ucranianos», agregó Bartolomé, en referencia a su visita a Varsovia los últimos días de marzo.
«Es inimaginable para nosotros, cristianos, permanecer en silencio ante la anulación de la dignidad humana», subraya el religioso de 82 años, que ocupa desde 1991 el cargo más prestigioso de las Iglesias ortodoxas, aunque solo dirige de forma directa unos pocos miles de fieles en Turquía, a lo que se añade el liderazgo espiritual sobre parte de la comunidad ortodoxa griega.
En 2019, Bartolomé ya tomó partida en el conflicto, entonces religioso, de Ucrania, al otorgar a la Iglesia ucraniana, hasta entonces dependiente del Patriarcado de Moscú, el ‘tomos’, el decreto de independencia, convirtiéndola en la decimoquinta Iglesia ortodoxa autocéfala.
El gesto causó el enfado del patriarca de Moscú, Kiril, que rompió comunión con el patriarcado de Constantinopla y con varias otras Iglesias autocéfalas que reconocían al nuevo patriarca ucraniano, Epifanio.
Desde el cisma, los ortodoxos de Ucrania seguían en su mayoría fieles al patriarcado de Moscú, con solo una minoría adheridos a la Iglesia de Kiev, pero la guerra parece haber motivado un acercamiento entre ambas ramas.