Internacionales
Debate en la ONU sobre envío de cascos azules a Haití: China y Rusia se oponen a la misión de paz
Haití atraviesa una de sus peores crisis de seguridad en la historia reciente. Las bandas armadas han incrementado su poder y control sobre diversas áreas, lo que ha dejado a la población civil atrapada entre enfrentamientos violentos.
En respuesta a la creciente inseguridad, el gobierno haitiano solicitó formalmente al Consejo de Seguridad de la ONU el envío de una misión de paz con cascos azules el pasado 21 de octubre, con la esperanza de estabilizar el país y restaurar el orden.
Sin embargo, la situación en Haití es compleja y no ha mejorado significativamente, a pesar de los esfuerzos de una misión de seguridad internacional comandada por Kenia. Esta fuerza, aunque presente, ha enfrentado serios problemas de financiamiento y coordinación, lo que ha limitado su efectividad.
La propuesta de convertir la Misión Multinacional de Seguridad en una misión de cascos azules ha sido respaldada por algunos países, incluidos Estados Unidos y Ecuador, quienes han promovido la creación de una resolución para evaluar cómo llevar a cabo esta misión.
A través de un proyecto de resolución, estos países pidieron al Secretario General de la ONU, António Guterres, que presente un informe detallado sobre la viabilidad, tamaño, tiempo y funciones de la nueva misión de paz.
Sin embargo, China y Rusia se han opuesto firmemente a esta propuesta. Los dos países argumentan que las condiciones en Haití no son aptas para una intervención de cascos azules.
Resaltan que el país enfrenta no solo una grave crisis de seguridad, sino también una inestabilidad política profunda y la falta de instituciones sólidas que puedan asegurar el éxito de una misión de paz tradicional.
Argumentos de China y Rusia
El veto de China y Rusia en el Consejo de Seguridad podría bloquear cualquier avance hacia el envío de una misión de paz.
Ambas potencias subrayan que las experiencias pasadas de misiones de paz en Haití no han dado los resultados esperados, y que los esfuerzos anteriores han fracasado en estabilizar el país.
Según estos países, las lecciones aprendidas sugieren que cualquier nueva operación internacional podría enfrentar los mismos obstáculos que sus predecesoras.
Además, tanto China como Rusia muestran desconfianza hacia la capacidad de la ONU para gestionar una operación de esta magnitud en Haití, dadas las condiciones extremadamente complejas del terreno.
Para estos países, el fortalecimiento de la actual Misión Multinacional de Seguridad (MMS) sería una opción preferible, ya que temen que una misión de paz de la ONU pueda utilizarse como una excusa para una intervención militar extranjera más amplia, lo que podría desestabilizar aún más la región.
La realidad de la violencia en Haití
Mientras las potencias internacionales debaten sobre la misión de paz, la situación en Haití sigue deteriorándose. Recientemente, 28 pandilleros se abatieron por la Policía Nacional de Haití durante un enfrentamiento en Puerto Príncipe, aunque la falta de una respuesta clara por parte del gobierno haitiano a estos eventos ha generado preocupación.
En un informe del medio haitiano Radio Télé Métronome, se criticó la falta de pronunciamientos oficiales sobre la violencia que azota al país.
En respuesta a estos actos de violencia, la población local ha comenzado a tomar medidas drásticas. La policía y los civiles se unieron para perseguir y eliminar a los pandilleros que habían logrado escapar.
Este tipo de enfrentamientos ha aumentado la tensión en el país, mientras las bandas armadas continúan desafiando la autoridad del gobierno.
El impacto en las organizaciones humanitarias
La violencia también ha afectado gravemente a las organizaciones humanitarias en Haití. Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció la suspensión de sus actividades en la capital, Puerto Príncipe, debido a las amenazas de las fuerzas policiales haitianas y a los ataques directos a su personal.
En noviembre, una ambulancia de MSF se ataco, lo que resultó en la muerte de al menos dos pacientes y una agresión al personal médico. Ante esta situación, MSF se vio obligada a retirar sus operaciones, lo que representa un duro golpe para la asistencia médica en la región.
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