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Cunas vacías: el destino de los neonatos abandonados en hospitales
En el cementerio Cristo Salvador, los cuerpos de neonatos son enterrados en la tierra, sin ninguna identificación de que allí hay un cadáver enterrado. JORGE LUIS MARTÍNEZ / LISTÍN DIARIO
En los cementerios es usual que las personas no caminen sobre las tumbas, por respeto a los fallecidos. Sin embargo, los restos de los recién nacidos no reclamados enterrados en el Cristo Salvador, se sepultan en la tierra, en un terreno sin asfaltar, que usualmente sirve como camino para llegar al nicho de un familiar o un conocido.
Cada año cientos de cadáveres de recién nacidos y bebés son abandonados por sus padres en los hospitales y maternidades del país. Entre 2022 y el tercer trimestre de 2023 fueron al menos 924.
Aquellos cuerpecitos que llegan en estas condiciones al Cristo Salvador, son sepultados en diminutas cajas fúnebres, de manera individual, sin ninguna señal de que a un par de metros bajo tierra hay restos de un neonato. Este cementerio no cuenta con un nicho ni una fosa común destinada para estos fines.
Así que, sin importar si es el de un bebé o el de un adulto sin reclamar o identificar, el jefe de campo, Pedro Rosario, junto con un zacateca busca un espacio donde podrían sepultar el cadáver. Se mueven a pie o en una motocicleta hasta encontrar el sitio ideal, que posteriormente es depurado, para evitar que haya otra tumba al lado y allí cavan un hoyo.
Estos cuerpos se desvanecen rápido. La fragilidad de sus huesos no permite que cinco años después sean movidos hacia el osario que se encuentra cerca de la entrada del camposanto. De hecho, las tumbas son tan pequeñas, que con el tiempo, la tierra se va hundiendo y esto permite que se pueda enterrar otra caja similar encima.
Hasta el momento, este cementerio recibe cadáveres de bebés no reclamados de dos de las principales maternidades de la capital: Los Mina y La Altagracia. Sin embargo, no manejan los datos de las cantidades exactas de estos casos.
En solicitudes realizadas por este medio a través de acceso a la información pública de centros médicos, se recopiló que ambas maternidades sumaron al menos 528 bebés abandonados e inhumados.
No se pudo comprobar si todos fueron al Cristo Salvador.
Lo que sí reiteró Freddy Ramírez, encargado de asuntos legales del cementerio, es que cada uno se entierra en terrenos separados, en caso de que en un futuro se necesite exhumar para pruebas de ADN u otros requerimientos.
“Nos han llegado casos de neonatos, cuando la madre o el padre han venido por dudas, y hacen ellos el levantamiento con una orden judicial”, añadió Ramírez.
Para que el cementerio los acepte y prepare el terreno, se debe enviar por cada bebé un certificado de defunción junto con un informe sellado y firmado por el director del hospital. También otros datos como las causas del fallecimiento, nombre de la madre y una copia de su cédula y una certificación del neonato fallecido sellada y firmada por el hospital, entre otros.
En la maternidad de Los Mina, en el periodo citado, más de la mitad de abandonos (69%) fueron por parturientas haitianas. Esto se pudo comprobar al hojear los registros del cementerio que indican que muchas de estas mujeres eran jóvenes, y se dedicaban a labores de ama de casa.
Las maternidades que registraron más casos fueron La Altagracia, con 381; Reynaldo Almánzar, con 332; y Los Mina, con 147.
Y cada uno tiene un protocolo interno, que va desde pedirle a los padres que firmen un descargo, a esperar hasta un mes para que estos reflexionen y asuman la sepultura de su bebé: para esta última parte algunos hospitales tienen acuerdos con funerarias. Otros usan a su personal para llevarlos directamente al cementerio.
Luego del escándalo en el hospital de la Ciudad Juan Bosch por la aparición de seis neonatos dejados en las afueras del Cristo Salvador, el centro cambió el servicio de la funeraria La Popular de la Zona Universitaria, encargada de estos fines y ahora lo hace directamente con el camposanto, información confirmada por la directora Marilelda Reyes Pérez y Virgilio Ureña, administrador del cementerio.
PROTOCOLOS
“Autorizo al hospital a hacerse cargo del cuerpo…”, dice el descargo, escrito a lapicero, que tiene que firmar cada madre para ceder el cuerpo del recién nacido al hospital Ciudad Juan Bosch. Hasta octubre del año pasado, tenían contabilizados diez formularios de este tipo.
Pero antes de llegar a ese paso, se agota un proceso. El bebé fallecido no se saca de la unidad neonatal hasta que los padres lo vean. Lo mantienen ahí por un tiempo hasta agotar el proceso de duelo. Después, pasa en una caja pequeña rotulada hacia la morgue. Allí permanece frizado en un congelador, hasta que pasen hasta dos meses. De no reclamarlos, y al ser llevados al Cristo Salvador, no hay vuelta atrás. Nunca será recuperado.
Esto ocurre por falta de recursos económicos. Los padres por lo general no pueden costear un terreno en el cementerio y otros gastos funerarios, explicaron los directivos de maternidades.
“No cobraban igual, pero por lo general (funeraria La Popular) cobraba 6,000 pesos por cada uno… Aunque si había uno que era muy chiquitito, lo juntaban con otro y no cobraban el mismo monto…”, indicó Reyes Pérez.
Por otro lado, el Reynaldo Almánzar invierte por cada entierro entre 8,000 o 9,000 pesos. “Lo que usualmente costaría a una persona por un servicio funerario”, aseguró el director del centro, Freddy Manuel Novas.
Mientras que el viceministro de Garantía de Calidad de los Servicios de Salud, José Matos, dijo que en la actualidad se paga aproximadamente 365,000 pesos mensuales a la funeraria Nazareth para que conserve cadáveres abandonados. En la lista de los 40 no reclamados no se encuentran neonatos del hospital, se conserva en la morgue al menos por un mes (quince días si fue una muerte fetal u óbito).
Este periodo es para que el familiar reflexione y esté seguro de su decisión. Días antes de proceder a la inhumación, el hospital contacta nuevamente a los padres del fallecido para confirmar su decisión.
La doctora Mirtha Matos, gerente del departamento de patología del Reynaldo Almánzar, dijo que estos cadáveres de neonatos se mantienen en cámaras frigoríficas donde son almacenados varios cuerpos neonatales y son colocados de forma horizontal como si fuera dentro de un ataúd.
A diferencia de los demás, la maternidad de Los Mina, el cuerpo del fallecido permanecerá en la morgue por no más de una semana, y “si aún cumplido el tiempo nadie reclamara el cuerpo entonces el hospital se encargará de la inhumación en un cementerio local”.
Antes de, el médico forense realiza un registro fotográfico de identificación y señas particulares, junto con un informe del historial de circunstancias en torno a la muerte del bebé, para archivarlo ante una posterior reclamación de algún allegado.
INACIF
Al menos ocho bebés fallecidos no reclamados fueron enterrados por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) entre 2022 hasta septiembre 2023.
Miguel Núñez Gil, encargado del Servicio de Tanatología Forense en Inacif, dijo que “son muy pocos los casos de bebés que no son reclamados”, y que aquellos son autopsiados en la morgue del Cementerio Cristo Redentor.
Explicó que cada cuerpo es enterrado con una comunicación que indica que puede ser desenterrado a solicitud de los familiares o si una autoridad competente lo solicita.
Núñez Gil indicó que Inacif no tiene acuerdos con funerarios, debido a que realizan el procedimiento a través de un servicio externo.
FUENTE: LISTIN DIARIO