Pagamos, religiosamente, un seguro de salud. De mi salario, mi empleador me descuenta una suma que va a la ARS a que pertenezco.
Con ese pago debería tener garantizado un servicio ADECUADO cuando voy a un especialista, a un laboratorio o a farmacia a comprar un medicamento. Sucede que no es así. Al médico tengo que pagar una diferencia, cada vez más elevada. En el laboratorio por los análisis, también y en la farmacia, cuando no es que NO ESTÁN CONTEMPLADOS, según el farmacéutico, es que “YA TERMINÓ SU RESERVA”.
Esto sucede sin que me expliquen por qué no los incluye o que he comprado para agotar esos recursos. ¡Ah!, y si por casualidad el medico indica 5 o 6 análisis, y escribe una parte con bolígrafo azul y otra con uno negro, la ARS NO LO RECONOCE. Significa un nuevo viaje al médico o asumir los costos, que es lo que sucede frecuentemente. Otro obstáculo que imponen las ARS es a la hora de adquirir los medicamentos. Si el médico le entrega la receta, por ejemplo y no se lee claro que dice ASPIRINA, porque se le quedó la S, la ARS no se lo reconoce, aunque todo el mundo sabe lo que quiere decir.
Esto que cuento me sucedió la semana pasada. Tengo testimonios de que a muchos otros les pasa igual. Es decir, para pagar no hay OBSTÁCULOS, pero para recibir el servicio se imponen todas las trabas del mundo. Sucede igual con los fondos de pensiones.
Pagamos religiosamente, acumulamos miles de pesos, pero no podemos disponer de ellos. Ahora se anuncia con BOMBOS Y PLATILLOS que los que tengan ENFERMEDAD TERMINAL recibirán el dinero acumulado. Debe ser para que tengan ¿UN FUNERAL DIGNO? Quisiéramos nuestros recursos estando sanos para VIVIR unos años más y que las ARS nos den un mejor servicio AHORA.