Cada año 189 millones de personas se ven afectadas por fenómenos meteorológicos extremos en los países en desarrollo desde 1991, el año en que se propuso por primera vez crear un mecanismo para responder a los costes de los efectos del cambio climático en los países de ingresos bajos.
Los países desarrollados han pospuesto sistemáticamente la entrega de recursos a los países en desarrollo para afrontar los costes de una crisis climática de la que no son responsables.