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Arquitecto Raúl Matos Sánchez presenta en 3 pasos el por qué deben contratar un arquitecto
Por Arquitecto Raúl Matos
PRIMERA PARTE
¿Debo contratar a un arquitecto?
Esta pregunta es generalmente la primera que se hacen al momento de remodelar o pensar en construir y la respuesta a esta pregunta de seguro ya la conocen: “no, ese dibujito que ellos hacen no es necesario, el maestro te diseña gratis, por supuesto, si le das la construcción”.
Aunque parezca una comedia, les aseguro que este tipo de conversaciones tienen un carácter intrínseco en el pensamiento de la mayoría de los dominicanos. ¿Por qué razón nuestra profesión está tan infravalorada?, o ¿Será que contratar los servicios de un arquitecto se ha convertido en un lujo?
Son muchas las interrogantes que surgen con la valoración de estos comportamientos sociales, que dan lugar a la comprensión de una de las tantas dimensiones de la realidad cultural dominicana. Es así como el optar por oficios distintos al de un profesional experto en la creación de espacios arquitectónicos, podría vincularse al desconocimiento y al descrédito asociados a nuestra ocupación.
Mientras que instituciones tan reconocidas como el Project Management Institute o mejor conocido por sus siglas PMI, promueven que el ciclo de vida de cualquier tipo de proyecto se compone de (5) cinco fases, las cuales son: (1) Inicio, (2) Planificación, (3) Ejecución, (4) Control y (5) cierre. Y a su vez cada una de estas fases tiene responsables y entregables bien definidos, que en el caso de los proyectos de construcción, la fase (1) inicio, conlleva un proceso de conceptualización que solo un arquitecto puede desarrollar efectivamente y luego en la etapa (2) de planificación es donde se comienzan a conformar los equipos y responsables de cada área, como la elección de ingenieros estructurales, sanitarios, eléctricos, en ésta fase también se comienzan a proponer técnicos responsables del desarrollo de cada etapa del proyecto, todo esto bajo la sombrilla de la conceptualización y diseño del arquitecto y los desarrolladores del proyecto.
Pero en nuestro país el orden del desarrollo de un proyecto inmobiliario es opuesto a lo que establecen los expertos en el área, aunque parezca increíble, muy a menudo, quién nos contacta (a los arquitectos) suele ser el maestro de obras o ingenieros, que ya ha sido previamente contratados por los propietarios del proyecto, y en los peores casos nos proponen firmar sus diseños, aunque en otros casos, están abiertos a escuchar algunas de nuestras propuestas y recomendaciones para el desarrollo del proyecto contratado.
Es importante destacar que el proceso de formación de estudios de arquitectura puede tomar entre unos cuatro o cinco años, contemplando el desarrollo de habilidades que permitan entender la disposición de los espacios, la relación entre ellos, las escaladas necesarias, las sensaciones que ellas provocan y en conclusión nos entrega la cualidad de diseñar experiencias. Nuestra profesión nos sensibiliza y nos lleva a convertirnos en humanistas, dándonos la capacidad de entender hasta las necesidades más personales de nuestros clientes y traducirlas en diseño, haciendo la función de un fino sastre que diseña un traje a la medida.
Los arquitectos aparte de considerarnos finos sastres, capaces de diseñar trajes (espacios) a la medida de las necesidades de nuestros clientes, también tenemos la capacidad de descomponer los diseños, de la generalidad, hasta los detalles mas minuciosos del mismo. Pasando por definir las terminaciones y especificaciones técnicas y en consecuencia podemos evaluar y asignar los responsables de cada área y justo con esto planificar la ejecución y escenarios económicos del mismo. Es éste mismo proceso el que tantas veces es ignorado, menospreciado e incomprendido por algunos de nuestros potenciales clientes
SEGUNDA PARTE
¿Debo contratar a un arquitecto?
Continuando con los retos que debemos enfrentar los arquitectos, debemos señalar otro, quizás de los más graves, que algunos participantes en la construcción de inmuebles entienden que al poseer habilidades en el manejo de algún software de dibujo puede sustituir e incluso restar significado e importancia al quehacer del arquitecto. Esta última realidad que señalo es más bien, un tema de gremio, el cual nos corresponde atender con pinzas, para así dignificar nuestra profesión.
Al igual que otras profesiones, al concluir nuestros estudios de arquitectura nos vemos en la obligación de colegiarnos y obtener un exequatur, para ejercer plenamente nuestra profesión, este proceso debe ser agotado en el Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), siendo éste el primer colegio profesional creado en el país, en el año 1963, amparado por la Ley 6160, y de acuerdo a la Ley 6200 éste está en la obligación de velar y defender el ejercicio profesional de los profesionales que agrupa, entre ellos los de la arquitectura.
Pero aparentemente nuestro Colegio no ha sido muy efectivo logrando dichos objetivos, porque en el año 1994 fue creada la Sociedad de Arquitectos de la República Dominicana (SARD), que plantea en su cuenta oficial de Facebook que busca promover una estructura laboral con reglas definidas debido a nuestro oficio, para que el ejercicio profesional de la arquitectura sea beneficioso para todos los que la ejercemos. Pero según mis conversaciones con otros colegas de mas experiencia en la arquitectura, la mayoría de los retos con los que me he encontrado desde que me gradué como arquitecto en el 2013, son los mismo con los que han tenido que lidiar toda su vida profesional.
Por lo tanto, surgen las incógnitas, ¿no hemos hecho el trabajo de dignificar y dar a conocer nuestro oficio? ¿O hay otras personas, profesionales o agrupaciones que se han dado a la tarea de impedirnos promover las reglas que nos vinculan a los demás oficios asociados al desarrollo de un producto inmobiliario ante la sociedad dominicana?
Otra pregunta validad puede ser ¿ El desorden, la falta de continuidad en los procesos y la carencia de planificación para el desarrollo de nuestra nación, que los poderes del Estado buscan ocultar con políticas y servicialismo baratas, serán parte esencial del problema que afecta el oficio de la arquitectura, porque las deficiencias que tenemos en temas de planificación urbana, normativas y sobre todo el poco intereses o incapacidad del Estado Dominicano en procurar que los procesos de aprobación de los proyectos sean agotados, hacen opcional en la mayoría de los casos el invertir en los servicios que ofrece un arquitecto.
Parte de la responsabilidad de estas realidades recaen en nosotros, los que pertenecemos a este gremio, y no es sólo por una cuestión ideológica, sino también por causas de descuido político, siendo esto último otro tema de discusión que contiene numerosas aristas. Cultural e históricamente es evidente que no existen o que no podemos descansar en políticas eficientes de planificación urbana y mucho menos tener garantía en que las pocas normativas con las que contamos y que están vinculadas al uso de suelo, alturas, linderos y otras facilidades del entorno urbano, sean tomadas en cuenta adecuadamente en las construcciones de nuestro país.
Tal vez los ciudadanos Dominicanos vivimos esta realidad porque sencillamente los departamentos de planeamiento urbano no tienen el presupuesto y el personal necesario para evitar el desarrollo de las construcciones ilegales, o porque los gobiernos creen tener otras prioridades antes y no saben como politizar y convertir en votos el cumplimiento de las normativas. Sea una y otra la razón, también los arquitectos nos vemos afectados, con la indiferencia de los gobiernos, porque en la mayoría de los procesos constructivos y de remodelaciones, se establece la necesidad de un profesional de la arquitectura para que éste realice, valide y desarrolle, las propuestas arquitectónicas, ya que tenemos la capacidad de trabajar por el bien individual de nuestro cliente, sin afectar y por el contrario aportar al bien colectivo de la ciudad donde se realiza cada proyecto.
Por último, cabe destacar que las obligaciones de los cabildos en nuestra nación, no solo se limitan al tema limpieza y recogida de basura, estos tienen la obligación de proponer, planificar y velar por el desarrollo de nuestras ciudades.
TERCERA PARTE
¿Debo contratar a un arquitecto?
Lamentablemente, y sin intenciones de politizar el tema, los cabildos carecen de capacidad de hacer cumplir sus normativas, sancionando las construcciones ilegales, es decir, aquellas que no han agotado el proceso de evaluación y aprobación reglamentario para realizar un proyecto de construcción. Normalizando e institucionalizando la informalidad, el hacinamiento y el desorden de las ciudades al no ser contundentes contra las construcciones ilegales que nos afectan a todos.
Así concluimos el articulo anterior, pero no creo prudente concluir esta serie sin exponer algunos de los diversos servicios que pueden ofrecer los arquitectos y de este modo motivar a los lectores a cambiar de paradigma al pensar que nuestros servicios son un gasto y comiencen a tomarlo como una inversión comparable a una póliza de seguro, la cual te puede dar la tranquilidad de que estas haciendo lo correcto.
Existe un abanico amplio de servicios que un arquitecto puede ofrecer, tales como el diseño urbano, edificaciones, interiores y de mobiliario, el montaje de eventos y muchos otros temas que hoy marcan tendencia, tales como el metaverso.
El cliente, quien a menudo suele desconocer esta riqueza de campos laborales en los que un arquitecto puede desempeñarse, también ignora que el arquitecto podría ser su mejor activo en cuestión de eficientizar los gastos en un proyecto, al procurar a toda costa la entrega de un producto funcional, estético, que cumpla las especificaciones técnicas propuestas y a la medida del bolsillo de nuestro cliente. Esto ultimo viene dado por la capacidad del arquitecto de evaluar en función de “la escala de cada proyecto», así como de evaluar los contratistas que ofrecen algún servicio, para finalmente depurar y seleccionar los más aptos o ideales, garantizando de esta forma la satisfacción del cliente.
Aunque lamentablemente la calidad espacial y arquitectónica han sido desplazadas y cambiadas por réplicas, vacías y sin sentido, tengo la esperanza de que esta serie de artículos sea el detonante que motive a cada lector a preguntarse:¿ Lo qué hizo mí vecino, será lo que realmente necesito?, porque probablemente lo desarrolló sin asesoría de un profesional de la arquitectura y sin tomar en cuenta las normativas propias del lugar y de la tipología de proyecto realizado, O mejor ¿Debería contratar a un arquitecto?, para evaluar mis necesidades, presupuesto, mis gustos, las tendencias y hacer de todas un diseño a mi medida.
En conclusión, lo intransitable de nuestras aceras, el irrespeto a los linderos, a los uso de suelo reglamentario y en general los problemas que tenemos en nuestras ciudades, son la evidencia que demuestran que el oficio de la arquitectura es necesario y lo será mientras las actividades humanas necesiten espacios diseñados para desarrollarse.