El jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, afirmó este miércoles en medio de una visita a China que conceder el asilo al opositor venezolano y rival electoral de Nicolás Maduro, Edmundo González Urrutia, es un «gesto de humanidad».
«El asilo no deja de ser un gesto de humanidad, un compromiso civil humanitario de la sociedad española y por extensión de su gobierno con personas que por desgracia están sufriendo la persecución y la represión», declaró en una rueda de prensa en Shanghái.
El candidato opositor llegó el lunes a España para pedir asilo después de un mes en la clandestinidad tras las elecciones presidenciales del 28 de julio.
«Tal decisión la he tomado pensando en Venezuela», para «que cambien las cosas» y construir «una etapa nueva para Venezuela», explicó el diplomático de 75 años ya desde Madrid.
La autoridad electoral declaró ganador de las comicios a Nicolás Maduro, pero la oposición denuncia fraude en las votaciones, no reconocidas por Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos.
Desde la llegada de González a Madrid, el gobierno español recibe presiones de la oposición para reconocerlo como presidente electo de Venezuela, pero Sánchez evitó cambiar de postura.
«El gobierno de España, desde la celebración de las elecciones ha sido claro. Hemos pedido la publicación de las actas, no hemos reconocido la victoria de Nicolás Maduro», explicó.
«Y hacemos algo muy importante: trabajar por la unidad en la Unión Europea para que ese trabajo por la unidad de la Unión Europea nos permita tener margen de mediación de aquí a finales de año para que podamos encontrar una salida que vehicule la voluntad democrática expresada en las urnas por el pueblo venezolano», insistió.
Sánchez también indicó que no abordó la cuestión de Venezuela en su reunión el lunes en Pekín con el presidente chino, Xi Jinping, que mantiene estrechos lazos con Maduro.
«No hablamos sobre esta cuestión», zanjó Sánchez que, según la prensa española, se reunirá con González Urrutia a su regreso a Madrid.
No a «una guerra comercial»
La segunda visita a China en menos de dos años del dirigente socialista tuvo un marcado acento económico en medio de las crecientes tensiones comerciales entre Pekín y la Unión Europea.
La Comisión Europea, el órgano ejecutivo que supervisa la política comercial del bloque, anunció el mes pasado un plan para imponer durante cinco años aranceles de hasta el 36% a los vehículos eléctricos importados desde China.
En respuesta, el gigante asiático puso en marcha investigaciones para tomar medidas similares contra los productos lácteos o porcinos importados desde la Unión Europea.
«Tengo que ser franco y directo. Creo que debemos reconsiderar todos nosotros, no solo los Estados miembros, sino también la Comisión Europea, nuestra decisión», defendió Sánchez.
«Como he dicho antes, no necesitamos otra guerra, en este caso una guerra comercial», insistió el jefe del gobierno español, cuyo país es el principal exportador europeo de productos porcinos a China.
Según la asociación profesional Interporc, España vendió el año pasado 560.000 toneladas de productos de cerdo a China por 1.200 millones de euros (1.300 millones de dólares).
Sánchez dijo ante la prensa que había expresado a las autoridades chinas su «sorpresa porque se haya involucrado en esta negociación comercial potenciales sanciones a un sector que nada tiene que ver con el sector de la automoción».
El martes, en un foro económico en Shanghái, el dirigente español defendió «una Unión Europea y una China abiertas al mundo» y propuso «una solución negociada y acordada en el marco de la Organización Mundial del Comercio».