Desde la Primavera Árabe hasta las protestas en Irán, pasando por los movimientos #Metoo o #Blacklivesmatter, Twitter se ha consolidado como una plataforma global para activistas y opositores políticos, que corren el riesgo de perder una importante herramienta de movilización si la red desaparece.
Existen otras plataformas, pero Twitter «es claramente muy influyente a la hora de permitir que los medios y los líderes presten atención a lo que ocurre en el mundo», explica a la AFP Mahsa Alimardani, investigadora de la organización de defensa de la libertad de expresión Article 19.
«En ese sentido, es una plataforma única y muy especial», añade. En Irán, «es el único acceso real a las voces y a los acontecimientos, ante la ausencia de corresponsales extranjeros y de periodistas independientes que puedan informar sobre lo que ocurre».
En los últimos días se difundieron en Twitter imágenes de una protesta en China en la mayor fábrica de iPhone del mundo.
Y en el pasado, la red social sirvió para explicar la Primavera Árabe, el movimiento prodemocrático de Hong Kong, la guerra civil en Siria o las protestas en Irán, mostrando a menudo la cruda realidad de la represión de los regímenes autoritarios.
Twitter, donde se comparten a la vista de todos información verdadera y falsa, tenía a finales de junio unos 237 millones de usuarios diarios, muchos menos que Facebook (1.980 millones), TikTok (más de mil millones) o Snapchat (363 millones).
La red social, cuyos mensajes no pueden superar los 140 caracteres, se ha convertido aún así en un lugar imprescindible para muchos medios de comunicación, empresas y famosos que a veces tienen este único canal para comunicarse.
Twitter ha jugado un papel clave en la promoción de fenómenos sociales como #Metoo, para denunciar la violencia sexual, o #Blacklivesmatter, para denunciar la violencia policial contra los afroamericanos en Estados Unidos.
«Las características de Twitter permiten dar una identidad a los movimientos de protesta, crear un sentimiento común compartiendo memes y etiquetas», dice a la AFP Marcus Michaelsen, investigador independiente especializado en activismo y vigilancia en línea.
Además, los activistas pueden llegar fácilmente a «periodistas o líderes políticos, de forma más directa que en otras redes como Instagram», apunta.
Memoria de las revueltas
En Egipto, durante la Primavera Árabe de principios de 2011, «Twitter era utilizado principalmente por egipcios con estudios, que no representaban a la mayoría de la gente que estaba en la calle y que hizo realidad la revolución», explica a la AFP Nadia Idle, una activista británico-egipcia que estuvo en las protestas de la plaza Tahrir, epicentro de la revolución que provocó la caída del presidente Hosni Mubarak.
«Pero eso no significa que Twitter no fuera importante», dice la activista, coautora del libro «Tweets from Tahrir».
«Twitter se ha consolidado como un lugar para informar de los acontecimientos. (…) Muchos tuiteros se han visto a sí mismos como ‘periodistas ciudadanos’ y se han encargado de informar sobre los hechos, normalmente con datos concretos y un flujo de vídeos e imágenes», escriben Idle y el coautor del libro, Alex Nunns, en el prefacio.
Sin embargo, desde su adquisición por parte del multimillonario Elon Musk, la red del pájaro azul se ha visto profundamente desestabilizada e incluso amenazada de desaparición, para disgusto de muchos usuarios que, en ocasiones, han tardado años en crear una audiencia.
«Es difícil describir el valor que ha adquirido Twitter en los últimos diez años. (…) No hace falta decir que mientras Elon Musk lleva a Twitter a su propia destrucción, los únicos que deben alegrarse son las peores dictaduras y criminales de guerra del mundo», tuiteó la semana pasada Charles Lister, miembro del grupo de reflexión Middle East Institute de Washington.