El litoral sur de Santo Domingo sigue siendo el depósito de toneladas de residuos sólidos, principalmente de plásticos, lilas, troncos y otros objetos que recibe de los ríos Ozama, Isabela y Haina que, a su vez, se alimentan de cañadas rodeadas por miles de familias que las tienen como vertederos.
La situación de los mares provocó la advertencia del ministro de Medio Ambiente, Miguel Ceara Hatton, sobre la urgencia de preservar esta riqueza natural, base fundamental del turismo, principal fuente económica de la República Dominicana.
Las recientes lluvias provocan la crecida de los afluentes que arrastran a su paso los residuos que las familias lanzan en las calles y cañadas, así como aquellas que no retiran las alcaldías del Gran Santo Domingo y que van directamente a los ríos que desembocan en el mar.
Playas como la de Güibia y el Fuerte San Gil, en el Malecón de Santo Domingo, así como el Gringo, en Haina, estaban ayer repletas de residuos, gran parte de plásticos y de envases foam, además de palos, lilas, pedazos de colchones y metales.
Julio Ogando, de la Fundación Vida Azul, encabezaba ayer una brigada que retiraba residuos de la playa del Fuerte San Gil, por lo que a media mañana llevaban ya decenas de fundas que subían hasta la avenida para que ser transportadas a los vertederos.
Ogando urge que los dominicanos tomen conciencia del daño que producen los plásticos al ecosistema, principalmente a los mares y a las especie que los habitan.
Recuerda que el país vive del turismo, y que el mar es la principal riqueza con sus aguas y arenas, por lo que si se convierte en vertedero se estaría matando a la gallina de los huevos de oro.
La playa del Fuerte San Gil, frente a la calle Palo Hincado, y Montesinos, es donde más se acumulan los residuos sólidos, mientras una gran cantidad de lilas flotaba en las sucias aguas del mar.