Entre los turistas que se dan cita a las edificaciones que rodean el Parque Colón, cada domingo cientos de personas toman clases de canto y aprenden a tocar los instrumentos que llenan de ritmo el curso de la vida.
Lo hacen en la “Escuelita de Música del Parque Colón”, iniciativa de Camilo Rijo Fulcar y Gean Alberto Méndez, dos músicos de profesión que en el 2015 se apostaron en la calle el Conde a dar lecciones de guitarra de manera gratuita, idea que fue creciendo hasta instalarse en el lugar en el que se encuentran actualmente, donde reciben alrededor de 500 estudiantes que tienen el interés de ejecutar el piano, el saxofón, la batería, y otros instrumentos musicales.
Las clases siguen siendo gratis y son impartidas al aire libre de 10:00 de la mañana a 2:00 de la tarde por unos 53 maestros, muchos de los cuales estudian, son egresados o imparten docencia en el Conservatorio Nacional de Música.
“Los que se benefician son el pueblo, nosotros enseñamos totalmente gratis chelo, violín y percusión”, expresó Manuel Añez, coordinador logístico de la escuela.
El músico manifestó que quieren que el proyecto siga llegando a más personas para que entiendan que las bellas artes todavía no han muerto, y que no solo existe la música urbana, que es el género que predomina, pero no con todas sus canciones se puede dignificar a la sociedad.
Señaló que muchos de los maestros son voluntarios, ya que no todos reciben un aporte que brinda el Estado, ni están incluidos dentro de las ayudas que otorgan instituciones no gubernamentales al centro.
Uno de esos es Sebastián Santana, que tiene un año y medio impartiendo clases de piano de manera desinteresada.
Para el joven de 20 años que se enteró del proyecto a través de las redes sociales, su pago es presenciar los rostros felices y de satisfacción de las personas que pueden acceder a la música desde la escuela.
Otro de los profesores es Witold Michajlow, un inmigrante polaco-venezolano que reside en la República Dominicana desde hace cinco años, y tiene unos cinco meses dando clases de guitarra eléctrica en el referido espacio.
Michajlow es de los pocos que reciben la ayuda económica de parte de la dirección de la escuelita y la define como un pago simbólico, ya que la utiliza para el pasaje o los arreglos que necesite su instrumento. Aseguró que la formación musical que brindan en el centro turístico es un aporte al país, porque ayudan a decenas de personas a dejar la indigencia.
Los estudiantes son de todas las edades
A la escuelita donde también enseñan a tocar clarinete, trompeta, flauta y violonchelo asisten personas de todas las edades, desde niños que sueñan con dedicarse a la música, hasta envejecientes que han convertido las clases en su pasatiempo. Tal es el caso del señor Cristóbal Rivera 67 años, que utiliza las lecciones de piano para distraer la mente y como medida preventiva para evitar enfermedades tan dañinas como el Alzheimer.