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Investigación de ‘código abierto’, el nuevo campo del periodismo
Uno de los trabajos periodísticos más impactantes de la guerra de Ucrania contenía transmisiones de radio interceptadas a los soldados rusos que mostraban una invasión confusa, cuyas conversaciones incluso fueron interrumpidas por un hacker que literalmente silbó “Dixie”, una melodía popular del sur de Estados Unidos.
Fue obra de una unidad de periodismo de investigación de The New York Times, especializada en reportajes de código abierto, que utiliza material disponible públicamente, como imágenes de satélite, grabaciones de celulares o cámaras de seguridad, geolocalización y otras herramientas de internet para contar los hechos.
El campo está en pañales, pero se está poniendo de moda rápidamente.
The Washington Post anunció el mes pasado que agregaría seis personas a su equipo de video forense, duplicando su tamaño. La Universidad de California en Berkeley se convirtió el otoño en la primera universidad en ofrecer una clase de periodismo de investigación que se enfoca específicamente en estas técnicas.
Dos reportajes en video producidos por equipos de código abierto —“Day of Rage”, la reconstrucción del Times del asalto al Capitolio de Estados Unidos del 6 de enero de 2021, y un trabajo del Post sobre cómo se eliminó una protesta racial de 2020 en Lafayette Square de Washington— ganaron los premios duPont-Columbia a la excelencia en periodismo digital y de medios masivos.
Las transmisiones de radio interceptadas en Ucrania, donde los soldados rusos se quejaban de la falta de suministros y de equipos defectuosos, se verificaron y cobraron vida con videos e informes de testigos oculares de la ciudad donde estaban operando.
En cierto momento, se escucha lo que parece ser un intruso ucraniano. “Vuelvan a casa”, aconsejó en ruso. “Es mejor ser un desertor que un fertilizante”.
La unidad de investigaciones visuales del New York Times, que comenzó en 2017 y ahora cuenta con 17 miembros, “es absolutamente una de las áreas de crecimiento más emocionantes que tenemos”, aseguró Joe Kahn, editor ejecutivo.
El trabajo es minucioso. “Day of Rage” se compone principalmente de videos filmados por los propios manifestantes —en los días cargados de emoción antes de que se dieran cuenta de que publicarlos en línea podría causarles problemas—, junto con material de las fuerzas del orden y de los periodistas. Describe específicamente cómo comenzó el ataque, quiénes eran los cabecillas y cómo murieron algunas personas.
La investigación en video también contradijo un relato inicial del Pentágono sobre un ataque con aviones estadounidenses no tripulados que mató a civiles en Afganistán el año pasado. “Buscando nuestra protección, se convirtieron en algunas de las últimas víctimas en la guerra más larga de Estados Unidos”, dice el informe.
“Existe una cantidad abrumadora de evidencia en la web abierta que, si sabes cómo voltear las piedras y revelar esa información, te permite conectar los puntos entre todos estos hechos para llegar a la verdad indiscutible sobre un evento”, explicó Malachy Browne, quien lidera el equipo del Times.
“Day of Rage” ha sido visto casi 7,3 millones de veces en YouTube. Una investigación del Post sobre las muertes en un concierto de Travis Scott de 2021 en Houston ha sido vista más de 2 millones de veces, y su reportaje sobre los últimos momentos de George Floyd tuvo casi 6,5 millones de visitas.
El equipo del Post es resultado de los esfuerzos iniciados en 2019 para verificar la autenticidad de videos de interés potencialmente periodístico. Hay muchas maneras de eliminar las falsificaciones, incluido el examen de sombras para determinar si la hora aparente del día en el video corresponde a cuando realmente ocurrió la actividad supuestamente registrada.
“El Post ha visto el tipo de impacto que puede tener este tipo de narración”, afirmó Nadine Ajaka, líder de su equipo de análisis forense visual. “Es otra herramienta en nuestros mecanismos de reporteo. Es muy bueno porque es transparente. Permite a los lectores comprender lo que sabemos y lo que no sabemos, mostrándolo claramente”.
Todavía nueva, la narración de código abierto no está sujeta a reglas que gobiernen la duración o la forma del reportaje. Un video puede durar unos minutos o, en el caso de “Day of Rage”, 40 minutos. El trabajo puede ser independiente o ser parte de un relato en texto. Pueden ser investigaciones o experiencias. El Times usó videos de seguridad y de teléfonos celulares, junto con entrevistas, para contar la historia de un edificio de apartamentos en Ucrania mientras los rusos la invadían.
Los líderes en el nuevo campo citan el trabajo de la página web Storyful, que se hace llamar una agencia de inteligencia de redes sociales, y de Bellingcat, como pioneros. Bellingcat, un sitio web de noticias de investigación, y su líder, Eliot Higgins, son más conocidos por cubrir la guerra civil siria e investigar la supuesta participación rusa en el derribo de un vuelo de Malaysian Airlines sobre Ucrania en 2014.
La Primavera Árabe a principios de la década de 2010 fue otro momento clave. Muchas de las protestas se coordinaron en un espacio digital y los periodistas que podían navegar a través de él tenían acceso a un mundo de información, explicó Alexa Koenig, directora ejecutiva del Centro de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Berkeley.
La disponibilidad comercial de imágenes satelitales también fue un hito. El Times usó imágenes satelitales para refutar rápidamente las afirmaciones rusas de que las atrocidades cometidas en Ucrania habían sido un montaje.
Otras nuevas formas de tecnología, como la inteligencia artificial, están ayudando a los periodistas que buscan información sobre cómo sucedió algo cuando no pudieron estar en el lugar. En 2018, el Times trabajó con una empresa de Londres para reconstruir artificialmente un edificio en Siria, lo que ayudó a contradecir las negaciones oficiales sobre el uso de armas químicas.
De manera similar, The Associated Press construyó un modelo en 3D de un teatro en Mariúpol bombardeado por los rusos y, combinándolo con videos y entrevistas con sobrevivientes, produjo un reportaje de investigación que concluyó que allí murieron más personas de lo que se creía anteriormente.
AP también trabajó con el equipo de Koenig en una investigación sobre las tácticas terroristas del gobierno militar de Myanmar y utilizó modelos para examinar el costo de la guerra en un vecindario de Gaza. Actualmente, colabora con Frontline de la cadena PBS para recopilar evidencia de crímenes de guerra en Ucrania y está buscando expandir sus esfuerzos digitales. Los expertos citan “Africa Eye” de la BBC como otro trabajo notable en este campo.
A medida que se expanden estas investigaciones, Koenig dijo que los periodistas deben asegurarse de que sus reportajes conduzcan las herramientas que emplean y no al revés. Ahora ella escucha regularmente de organizaciones periodísticas que buscan construir sus propias unidades de investigación y necesitan su consejo, o estudiantes. Haley Willis, una graduada de Berkeley, está en el equipo de Browne en el Times.
Se siente, agregó Koenig, como si hubiera ocurrido un cambio radical en el último año.
Browne asegura que la meta de los reportajes creados por su departamento es crear relatos con impacto que toquen verdades más amplias. Por ejemplo, una investigación sobre una médica palestina a la que baleó un soldado israelí en la Franja de Gaza se centró tanto en el conflicto en general como en su muerte.
“Tenemos mandatos similares”, dijo Ajaka, del Post, “que son ayudar a dar sentido a algunas de las noticias más urgentes del día”.