Provinciales
Los colonos de Sosúa, los judíos acogidos por RD durante la Segunda Guerra Mundial
«Nosotros como niños éramos totalmente libres, no había peligro de nada».
Joachim Benjamin recuerda cómo en Sosúa los adultos pasaban todo el día trabajando la tierra y en su tiempo libre, por las tardes, se reunían a comer pastel o, de ser un típico día soleado, visitaban las hermosas playas del Atlántico.
Hasta 1940 ni él ni sus vecinos, todos judíos europeos, habían oído hablar de aquel municipio del norte de República Dominicana que acababa de volverse su nuevo hogar.
Llegaron allí como refugiados, con la Segunda Guerra Mundial ya comenzada, huyendo de la persecución del gobierno nazi.
Y empezaron su nueva vida en una comunidad abandonada en lo que había sido una próspera plantación de bananos que tuvieron que levantar con sus propias manos.
El plan de Trujillo
Ese destino se decidió dos años antes y a miles de kilómetros, en Évian-les-Bains.
En aquella ciudad balneario francesa se reunieron del 6 al 15 de julio de 1938, convocados por el entonces presidente de Estados Unidos Franklin Roosevelt, delegaciones de 32 países y representantes de una serie de organizaciones privadas.
El objetivo de la Conferencia de Evian, tal como se le llamaría a la cumbre, era abordar el tema de los refugiados judíos que huían del nazismo.
Y el jefe militar dominicano Rafael Leónidas Trujillo Molina se destacó como el único líder mundial dispuesto a darles asilo.
Lo que parecía un gesto humanitario, sin embargo, escondía otras motivaciones, coinciden los historiadores.
Trujillo había mandado a matar a decenas de miles de haitianos durante un conflicto de seis días en octubre de 1937, lo que se conoció como la «Masacre del Perejil» o «El Corte», mientras que los haitianos la recuerdan como Kout Kout-a («el apuñalamiento»).
Independientemente del nombre, fue un experimento del mismo tipo de limpieza étnica que estaba ocurriendo en Europa, y Trujillo necesitaba una buena estrategia de relaciones públicas.
A ello apunta Allen Wells en su libro «Sion Tropical: el general Trujillo, Franklin Roosevelt y los judíos de Sosúa», publicado en 2014 por la Academia Dominicana de la Historia.
Además, Trujillo, obsesionado con la blancura, vio el éxodo de los judíos de Europa del Este, en los tiempos del ascenso de Adolf Hitler al poder y el cierre de fronteras, como una oportunidad para promover su agenda racial: los judíos europeos podrían procrearse con las mujeres dominicanas, quienes darían a luz a bebés de piel más clara.
Asimismo, Juan Daniel Balcácer, presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias de República Dominicana, le dice a BBC Mundo que también fue un intento de Trujillo de demostrarle a Estados Unidos que él era un aliado incondicional.
«Y tal actitud de colaboración con los Estados Unidos, cuando muchos países simplemente eludieron comprometerse aceptando migrantes judíos en sus respectivos territorios, le garantizaba —al menos él y sus asesores estaban convencidos de ello— un mayor apoyo económico, militar y político por parte de los estadounidenses«, añade Balcácer.
En una carta de septiembre de 1942, el «generalísimo» escribió que sus lazos de amistad con Estados Unidos eran entonces más sólidos que al inicio de su gobierno en 1930. «Y han sido más fructíferos desde que me relaciono con su excelencia el presidente Franklin D. Roosevelt y el secretario de Estado Cordel Hull».
Así, Trujillo se comprometió a acoger a 100.000 judíos, tal como señala el historiador Herbert Stern en su libro de este año «Hechos y documentos sobre la presencia judía en República Dominicana».
Comunidad agraria
No fue hasta 1940, con la Segunda Guerra Mundial ya en marcha, que el gobierno dominicano firmó el acuerdo con la Asociación de Asentamientos de República Dominicana (DORSA, por sus siglas en inglés), un programa del Comité Judío Americano de Distribución Conjunta.
Y el 10 de mayo llegó el primer barco.
Comunidad agraria
No fue hasta 1940, con la Segunda Guerra Mundial ya en marcha, que el gobierno dominicano firmó el acuerdo con la Asociación de Asentamientos de República Dominicana (DORSA, por sus siglas en inglés), un programa del Comité Judío Americano de Distribución Conjunta.
Y el 10 de mayo llegó el primer barco.