Tomar el teléfono, escuchar decir que van a asesinar a su padre o que ya conocían de su paradero, era parte de la cotidianidad de la familia Piera Gainza, en la que Nuria era una inocente niña cuando aconteció ese fatal día de mitad del siglo XX en los albores del gobierno de los doce años de Joaquín Balaguer.
En esos tiempos de finales de los años 60, el peligro era inminente, obligando, en ocasiones, a abandonar el hogar o siendo testigos, una oscura noche, del lanzamiento de una granada en la verja de su residencia en el ensanche Ozama.
Fueron días difíciles, que, sin lugar a dudas, fortalecieron el carácter de la niña que estuvo presente, junto a su hermana mayor Sonia y a su madre Berna Gainza el día del asesinato del destacado periodista.
“Todavía duele porque no es fácil superar eso”, llora durante la entrevista con Listín Diario al recordar el hecho, sobre todo, por la manera de cómo sucedió el crimen.
“Tengo una marca en la barbilla porque cuando surgieron los tiros, estaba al lado de mi papá y él me tiró al piso para protegerme y me di con una mesa…”, relata al señalar la cicatriz que aún permanece como testigo de aquel fatídico día. Las lágrimas vuelven a brotar en sus ojos, se repone y dice: “Realmente fue un momento muy difícil”.
José Enrique Piera Puig, periodista de origen español, fue asesinado nueve de octubre, de 1970, a las 7:30 de la noche, en el gobierno de los 12 años del extinto presidente Joaquín Balaguer.
Para entonces, Piera Puig tenía el programa de comentarios “Puntos sobre las íes” en el canal 4 de Radio Televisión Dominicana.
Tener que desempolvar ese dolor y volver a llorar a su padre 51 años después, es parte de la sanación de esa gran herida que dejó ese horrible hecho en su vida.
El destino la preparó para que años después, al embarcarse en el primer programa de investigación, “Nuria en el 9”, en enero de 1987 (Color Visión), y con el tiempo volviera a sufrir serias intimidaciones de personas que se han vistos expuestas por uno u otro caso de corrupción, que Nuria ha denunciado en su popular espacio.
Así que dice no conocer otro estilo de vida que no sea el que ha vivido, por lo que asegura que no podría definir si ha valido la pena tanta exposición al peligro en comparación con los resultados de los casos que ha puesto a la luz.