Es incuestionable la popularidad del artista puertorriqueño. Luego de que muchos creyeran en 2016/17 que se trataba de una simple moda, Bad Bunny mostró que muchos se equivocaban y, cinco años más tarde, continúa en la cima de la música. Todo lo que hace genera una enorme repercusión, tal y como ocurrió con el último carro que adquirió, un Toyota Corolla del 2003.
Con todo el dinero que posee el trapero puede resultar sorpresivo que adquiera un carro de ese costo, pero el valor sentimental que tiene ese coche para el trapero supera los millones que cuestan algunos superdeportivos. Se trata del primer vehículo del boricua, el que conducía cuando ganaba la vida como cajero de un supermercado.
Indica Tomás Aguirre en el portal Tork , que tan grande es el valor sentimental que decidió usarlo diariamente, incluso por encima del Bugatti Chiron Sports 110 Ans, un carro que cuesta más de tres millones y medio de dólares y del cual solo se fabricaron 20 unidades. Si bien no se confirmó que lo haya vendido como muchos sitios aseguraron, es innegable que hoy en día el Corolla ocupa un protagonismo mayor en la vida del trapero.
El Bugatti Chiron edición especial de Bad Bunny
Incluso se tomó el tiempo de darle lugar al Corolla en «Yonaguni», uno de sus éxitos musicales más recientes. En el videoclip se lo observa conduciendo su primer coche por las calles de Los Ángeles. También tuvo tiempo para alardearlo en su cuenta de Instagram. Esto es una prueba más de que para ser feliz, no es necesario disponer del carro más caro posible.